"Que Zeus, defensor de los suplicantes, quiera mirar lleno de benevolencia a nuestra gente que, en una nave, marchó de la desembocadura del Nilo de fina arena. Habiendo dejado la tierra de Zeus, fronteriza con Siria, andamos errantes; no que un voto de la ciudad nos haya condenado al destierro por sangre vertida, sino que, en nuestra repugnancia instintiva por el hombre, detestamos las bodas de los hijos de Egipto y su impía locura".
De "Las Suplicantes" (Esquilo, siglo V AC)
"Las danaides". Óleo sobre lienzo de John William Waterhouse
(1903)
Julio Herrera AC&SE
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Para
el antropólogo norteamericano Lewis Morgan, el antiquísimo mito de las Danaides
explica la prohibición del matrimonio dentro de la gens, y habría prevalecido
entre las tribus griegas y latinas durante una misma época anterior a los
tiempos legendarios. Esta prohibición se basa en el principio “los hijos de hermanos
son hermanos y hermanas entre sí” por lo que no pueden casarse entre
ellos. Según Lewis Morgan, en estos
tiempos arcaicos, antes que aparezca la monogamia, el matrimonio dentro de la
gens estaba prohibido; el intento de los hijos de Egipto de tomar como esposas
a las hijas de Dánao, narraría los inicios del régimen patriarcal, que con el
tiempo reemplazaría al matriarcal o ginecocrático, producto de la acción de la
propiedad y de la herencia. Lewis Morgan ubica la prevalencia del matrimonio
poligámico y de la ginecocracia hasta justo antes del descubrimiento del
hierro. Sin embargo, los progresos en agricultura y sobre todo la observación
de la crianza del ganado, con la consecuente acumulación de propiedades, habría
facilitado el cambio de la línea de descendencia de femenina a masculina. El
régimen patriarcal, la invención del hierro, el uso de la escritura, los progresos
en agricultura y ganadería y la construcción de las primeras ciudades se
habrían producido más o menos simultáneamente.